Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

24 septiembre 2011

De monjas, curas y frailes (Porcuna).



     Mis recuerdos y mi tradicional apego por lo antiguo, me han conducido a la búsqueda infructuosa de noticias relacionadas con el momento exacto en que fueron demolidos los restos del devastado y abandonado Convento de la Concepción de monjas dominicas, para edificar, sobre su solar, lo que en Porcuna siempre hemos denominado y conocido como Cine Nuevo (actualmente Teatro-Cine María Bellido).  
     Una vez más, sólo me queda la memoria para situar la fecha de la realización de aquella obra durante la segunda mitad de la década de los sesenta (c.1967). Recuerdo perfectamente la expectación levantada entre la chiquillería, por la aparición de cráneos y restos óseos durante la cimentación, en lo que debió de ser el pequeño espacio destinado a cementerio de aquella comunidad religiosa. Algunas lenguas maldicientes, fantaseaban con la presencia de restos mortales de recién nacidos. Siempre me quedó la curiosidad y las ganas de certificar si aquello que contaban era realmente cierto o no.
     Como durante aquellos años, no se estilaba aún la excavación arqueológica de urgencia, y ni siquiera existiría la figura del arqueólogo provincial, dependiente de organismo cultural o protector alguno, tendremos que descartar esta vía para obtener información sobre su arquitectura, estructura y demás detalles (reales o fantasiosos).
     Casi con plena seguridad, el grupo de arqueólogos e historiadores locales, aglutinados bajo las siglas de ARQVIPO, albergarán en su “santa santorum de azotea bien amueblada” información al respecto, y hasta imágenes o dibujos del viejo convento (yo no las conozco), que permitirán saciar la curiosidad de los muchos porcuneros, que andamos expectantes ante el espectacular y laborioso proyecto de página web que han elaborado y que paulatinamente se irá rellenando de contenidos.
     En mi rastreo en busca de documentación e información del referido convento, me he topado con la existencia de dos tomos conservados en el Archivo Histórico Nacional que abarcan desde 1746 hasta 1832, a disposición del avezado investigador que disponga de tiempo, ganas o mecenas para la investigación. Desconozco si nuestro cronista oficial (especialista en estos temas) se habrá ocupado ya de ello (no me consta).
     El que fuera cura párroco de Porcuna, don Antonio Aranda Calvo, hoy canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Jaén y máximo responsable en la diócesis jiennense de la llamada “Causa de los Santos”, tiene publicados varios trabajos sobre el Convento de dominicas de Porcuna, supongo que utilizando fuentes procedentes del archivo diocesano, pues no he tenido la oportunidad de acceder a ellos:

    “Convento de la Concepción. Monjas dominicas de Porcuna. Última etapa 1866-1936. I”, en Gienium Revista de Estudios e Investigación de la Diócesis de Jaén nº 5, 229-258 (2002).
   Convento de la Concepción. Monjas dominicas de Porcuna. Última etapa 1866-1936. II”, en Gienium Revista de Estudios e Investigación de la Diócesis de Jaén nº 6, 265-328 (2003).

    He tenido la ocasión de leer recientemente un artículo sobre “Testigos de Dios” (mártires de la fe), publicado en el extraordinario de la Romería de Agosto de la Virgen de Alharilla de Porcuna, del que también es autor nuestro antiguo párroco, en el que rememora y reincide sobre el martirologio sufrido por sacerdotes locales durante la contienda civil de 1936, víctimas de la brutalidad y el ensañamiento de las genéricamente denominadas “hordas rojas”.
    Desde mi punto de vista, totalmente fuera de lugar al día de hoy; además de equivocado por parte de quienes hayan consentido o patrocinado su publicación, instrumentalizando ideológicamente el patronazgo mariano local, que se presupone al margen de contiendas pasadas, presentes y futuras. Percibo últimamente, como si la Iglesia Española del siglo XXI estuviera aferrándose a posicionamientos y estrategias bastante cerradas y alineadas, que me recuerdan demasiado a un pasado reciente no demasiado glorioso ni ejemplarizante.
    Como he prometido no pecar de tendencioso, me reservo otras opiniones personales, e invito públicamente al articulista para que en próximas ediciones de esa revista, donde o cuando él estime oportuno, nos ilustre pormenorizadamente sobre la función social de la Iglesia en aquel difícil, tenso y problemático contexto socioeconómico anterior a 1936, y sobre las medidas arbitradas por los sacerdotes locales para paliar los flagrantes desequilibrios sociales más allá de la esporádica, circunstancial y aliviadora de conciencias caridad cristiana. Está permitido, traspasar incluso el umbral marcado por la guerra, que nos lleva hasta aquel otro aciago año de 1945 (el de la pertinaz sequia).



    Me gustaría, que alguien con memoria directa, “testigos de carne y hueso”, nos trajeran su testimonio sobre aquellos porcuneros fallecidos por inanición (“muertos de hambre”), y sobre las actuaciones de la Iglesia local y su habitual feligresía pudiente, durante aquella terrible hambruna, que como es lógico se cebó con los más débiles, los preferidos de Jesucristo.
    Podríamos encontrarnos con egoístas y aprovechados acaparamientos propiciados por aquella coyuntura crítica, así como con la pasividad más absoluta entre determinados sectores de la sociedad, tradicionalmente vinculados a la Iglesia y sus obras pías, que hacen de este hecho uno de los episodios más vergonzosos e inhumanos (poco cristianos) de la historia reciente de nuestra localidad.

   Tras esta justa y necesaria pataleta ideológico-religiosa personal, retomo el tema del Convento de la Concepción, históricamente relacionado con religiosos misioneros de ardiente palabra, impregnados de cierta vocación de santidad, y especialmente venerados entre la comunidad de religiosas de Porcuna. Me estoy refiriendo por orden cronológico, al R.P. Predicado Francisco de Posadas (O.P), al jesuita Francisco Tarín Arnau (Padre Tarín) y nuestro compatricio Fr. Pedro Castro Quero, también de la Compañía de Jesús.

    Me ocuparé, de momento, de unos hechos relacionados con el primero de los nominados, acaecidos en Porcuna durante los años finales del XVII o primeros del XVIII, que andan a caballo entre la anécdota, la milagrería y la curiosidad. Sus protagonistas las monjas del Convento de la Concepción de Porcuna, donde el Padre Posadas solía alojarse cuando traía sus predicamentos. Estos sucesos y otros, así aparecen reflejados en su biografía.
    La biografía del R.P. Predicado Francisco de Posadas (1614-1713), elaborada y publicada en 1736 por Fr. Pedro de Alcalá (O.P), recoge informaciones de su vida y milagros, que de alguna manera iban a ser utilizados para iniciar su proceso de beatificación, consumado el 20 de septiembre de 1818 cuando fue declarado beato por el Papa Pio VII.



   En la referida visita y hospedaje en el convento de las madres dominicas de Porcuna, cuya fecha no he sido capaz de concretar, el Padre Posadas se había ganado ya la consideración de Santo entre aquella comunidad de religiosas, profesándosele una especial veneración: 

    “Hay en aquel lugar [Porcuna] Convento de Religiosas de mi Sagrada Orden, donde se hospedó [el padre Posadas]; y como lo veneraban, como a Santo, procuraban recoger las sobras de la mesa, que guardaban por reliquias. Lo mismo hicieron con los platos y ollas que servían para la comida de este Siervo de Dios, y las reservaron, para que solamente sirviesen a las enfermas, en que tuvieron que admirar los muchos años de su duración. Oy [c.1736] conservan el pelo de su venerable barba. Bien conocía con su lumbre profética esta piadosa solicitud, y aunque tanto lo sentía su humildad, lo disimulaba su discreción. Tomó la Madre Sor Isabel de Villalta un pañuelo del Siervo de Dios, para lavarlo, y con el motivo de estar ya roto, bolvió otro nuevo. Bueno está el mío le decía; démelo acá, que yo no he menester éste: y viendo lo mucho que se resistía con el pretexto de estar aquel muy servido, la dexó. Diciéndole con mucha sal: en mi vida he sido aficionado a reliquia de mocos.
    No fue en vano la mucha fe de estas Religiosas, que fueron favorecidas de Dios por su Siervo, y después de su dichosa muerte, teniendo la Madre Sor Rosa Daza acancerada una pierna, que determinaban cortar los cirujanos, se aplicó de noche una reliquia del Siervo de Dios, y amaneció buena”.



    También se recoge en la biografía, otro caso relacionado con Porcuna, en el que El Siervo de Dios V.P. Presentado Francisco de Posadas pone de relieve sus también especiales dotes proféticas o adivinatorias:

    “De la villa de Baena pasó a la de Porcuna, donde su ardiente zelo dio mucha gloria a Dios con la cristiana reforma de las conciencias, cuyo deseo movió a cierto Sacerdote, a hacer vida Heremítica en el Desierto de Sierra Morena, donde la profesan muchos de la Ciudad de Córdoba. Buscó al Siervo de Dios para consultarle su ánimo, y antes de que hablara palabra éste le dixo: no es Vmd. para lo que intenta. Padre mío (preguntó él acercándose más), ¿que es lo que intento yo? Irse (respondió) a la Sierra de Córdoba a hacer penitencia. Iba este Eclesiástico, como lo hacen muchos en sus consultas, no a sujetar su dictamen, sino a que se lo aprobaran; y viéndolo de esta disposición el Siervo de Dios, le repitió lo mismo, añadiendo: que lo vería si lo executaba. Nada bastó a no hacer su propia voluntad, pero a muy breves días de estar en el Desierto, se le llenó el cuerpo de apostemas frías y se volvió a su Patria, admirando el conocimiento de este Propheta”.



(continuará)

23 septiembre 2011

"Las acuarelas cordobesas de Pier María Baldi".



    Durante los años de 1668 y 1669, Cosme III de Médicis viajó por España y Portugal como heredero del Gran Ducado de Toscana. Entre su séquito estaba el dibujante y arquitecto Pier Maria Baldi, que realizó acuarelas de los lugares, villas y ciudades en los que la comitiva se detuvo a lo largo de este periplo. Sus láminas representan, en muchos casos, el único registro gráfico de ciudades españolas en aquella época.
    Otros miembros del séquito ducal se encargaron de dejar por escrito testimonio de aquel viaje: Lorenzo Magalotti, A.R. del Serén, Filippo Corsini y el doctor Juan Bautista Gornia.


Cosme III de Médicis


    Esta serie de vistas maravillosas, junto a la narración, más bien árida, dado su carácter oficial, salida de la pluma de Magalotti, se conservan, como verdadera joya, en la Biblioteca Laurenciana de Florencia.
    Las ilustraciones que mostraré a continuación, se corresponden con las tomadas durante el desplazamiento de la comitiva ducal  entre las ciudades de Córdoba y Granada en diciembre de 1668. Las he capturado de una copia digital de baja resolución, colgada en la red, de la edición facsímil patrocinada en 1933 por el Centro de Estudios Históricos (Junta para la Ampliación de Estudios):

    MAGALOTTI, Lorenzo (1637-1712)
    Viaje de Cosme de Médicis por España y Portugal (1668-1669) / edición y notas por Ángel Sánchez Rivero y Ángela Mariutti de Sánchez Rivero. - Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, [1933]. - XXVI, 347 p. + 1 pasta (3 f., 71 estampas ; 25 cm, 51x67 cm.

    Intercalado entre las ilustraciones trascribiré el relato del viaje entre Córdoba y Castro del Río:

Córdoba
 
    “El día catorce [de diciembre de 1668] después de misa su Alteza partió de Córdoba y fue a almorzar al cortijo de Cariñena, a cinco leguas de allí, caminando a través de un campo montañoso y totalmente sembrado. Allí se ve arar, como en toda Andalucía, con bueyes rojos y con diez, doce, y hasta dieciocho pares, unos lejos de otro a una distancia de un surco, donde llegan a hacerse al mismo tiempo, tantos surcos como pares de bueyes, modo muy rápido de trabajar las tierras. El cortijo es una granja de don Diego Aregotte, donde había un esclavo turco que se ocupaba de los alimentos y supervisaba el trabajo, escribiendo en lengua española pero con caracteres turcos”.

Cortijo de Cariñena (a cinco leguas de Córdoba)


    “Desde allí prosiguió su Alteza el viaje hacia Castro del Río, y pasó la noche a sólo una legua de este pueblo.
     El campo se parecía al que habían visitado por la mañana, menos un valle larguísimo y no muy ancho pero todo muy llano, que empieza a dos leguas del Guadajosillo, sigue hasta Castro del Río y con la colina por ambas orillas. Castro del Río es un lugar de ochocientos hogares; una parte situada en lo más alto de la colina y el resto se extiende, a guisa de arrabal, por la falda, ocupando parte del llano y del valle, que se va cerrando a mano izquierda. El rio Guadajos pasa regando por debajo, pero con poleas y norias alcanza una gran cantidad de jardines que están alrededor. El lugar es del marqués de Priego, que posee una residencia en Montilla, lugar cercano a Castro, que tiene – según dicen – más de dos mil hogares, y llámase marqués de Montilla. Castro del Río es del rey, y le fue entregado como descuento de un crédito antiguo contraído con la corona por su abuelo. El rey, por tanto, vuelve a nombrar al corregidor, y confirma a los regidores elegidos por la villa, cuyos habitantes, conducidos ahora a la extrema necesidad, no tienen ya la fuerza que tuvieron en otros tiempos ante la dependencia del rey; allí éste dispone como en su propio feudo. En lo espiritual depende este lugar (que se llama Castro por el campamento que tenía allí Julio Cesar)  del obispo de Córdoba. En la iglesia principal preside un vicario con seis curas y cuarenta clérigos. Hay en total ocho parroquias, un convento de Regulares y uno de Carmelitas”.

     El relato del conde Lorenzo Magalotti, por comodidad (descansa en las estanterías de mi modesta biblioteca), lo he tomado del libro de Patricio Hidalgo Nuchera, "Entre Castro del Río y México  Correspondencia privada de Diego de la Cueva y su hermano Juan. Emigrante en Indias (1601-1641)".


Castro del Río

     El propio Patricio Hidalgo, en el apartado que le dedica a la acuarela de Pier María Baldi, a modo de introducción sobre la primera parte de la geografía vital de los hermanos Cueva, maneja otras fuentes relacionadas con aquel viaje. Me refiero, a la mención que se hace al manuscrito de A.R. del Serén, donde se recoge alguna noticia relacionada con la visita realizada por “Su Alteza” al Convento del Carmen de Castro del Río:

    “Allí estuvo su Alteza y encontró uno entre aquellos llamado Fray Juan José de Girón, oriundo de Sevilla, que poseía una inteligencia superior y un talento especial nada comunes en España, y mucho menos entre los frailes. Tenía algún acento de una lengua oriental, y había estudiado la buena filosofía, con una gran aversión a la atadura de no saberse separar en nada […] de la doctrina aristotélica”.

A la izquierda extramuros Convento del Carmen
     A.R. de Serén hierra en la transcripción exacta del nombre de aquel sabio cronista, historiador, orientalista, dibujante…, que no es otro que Fray Juan Félix Girón (Sevilla 1613- Castro del Río 1684) que debió de ser quién trasmitiera a Magalotti la información de carácter histórico sobre Castro del Río, y que por estas fechas ya llevaba algunos años en esta especie de retiro o confinamiento castreño, tras periodos anteriores de reconocimiento y altas dignidades. Esa “atadura aristotélica” mencionada pudiera ser la responsable de su caída en desgracia.

Fr. Juan Félix Girón


    “Partió Su Alteza el día quince [de diciembre de 1668] al amanecer, pues iba a ser una jornada muy larga, después de haber oído misa, y fue a refrescarse al cortijo del Salitral a cinco leguas de Castro. Hasta Baena, que hay dos buenas leguas, se encuentra un campo montuoso pero con mucho trigo, vino y aceite […]”.

Cortijo del Salitral (a cinco leguas de Castro)
     La siguiente acuarela, con la que abandonamos definitivamente el antiguo reino de Córdoba para adentrarnos en el de Jaén, pertenece a Alcalá la Real (en el histórico camino de Granada) donde se nos muestra majestuoso su Castillo-Fortaleza de la Mota, declarado Monumento Nacional desde el año 1913.

Alcalá la Real
     Para apreciar con mayor nitidez los detalles de las acuarelas, se recomienda pinchar sobre las mismas. Una muestra de que el pintor dibuja lo que ve, sea el paisaje, o particularidades ocasionales, es la acuarela del Cortijo de Cariñena, en la que el cielo se presenta nublado, y los transeúntes o campesinos que se muestran en ella, parecen intentar refugiarse precipitadamente de un repentino temporal de agua y viento.
     El pintor, que gusta de dibujarse a si mismo alguna vez que otra, aparece en la acuarela de Castro del Río ubicado al otro lado del puente, desde donde consiguió plasmar con bastante verosimilitud la panorámica urbana de aquella villa cordobesa del XVII.

20 septiembre 2011

Grabado de Orchuna (Porcuna ?) del siglo XVI.


    Quiero aprovechar mi reciente incursión en el fascinante mundo del grabado y de la ilustración, para rectificar con respecto a la estampación que antecede al texto, que en un par de ocasiones he utilizado alegre y erróneamente asociándola con Porcuna, cuando realmente se trata de Orchuna (Osuna), población del antiguo reino de Sevilla. En adelante, intentaré verificar antes de publicar, así como ser mas riguroso y menos tendencioso (“veritas liberabit vos” en vez de “in vino veritas”). De hecho, esta visión panorámica urbana aparece dentro de una misma lámina junto a otra de la también población sevillana de Marchena, ambas en plena campiña cerealista, cuyas tradicionales faenas agrícolas también se nos muestran. 


Detalle labores de era

Detalle Trilla


     
   Urbium Praecipuarum totius Mundi: Liber Quartus.

   2ª edición latina:Colonia Typis Bertrami Buchholtz 1594.
   
   Autores: Georg Braun (1541-1622).
                   Joris Hoefnagel  (1542-1601)

1 vol. gran folio (27X40). 2h (incl frontis grab.), 8h, 8h, 90 vistas o planos de ciudades en 90 láminas dobles, 9 de las cuales corresponden a España, con grabados de: Marchena, Orchuna, Hispalis, San Juan del Faratche, Lerenna ,Archidona, Palentia, Alcantara, Cabecas, Hardales, Cartama, Bornes, Zahara y Granada, el resto de Europa Central (34),Países Bajos (10), Inglaterra, Francia (9), Italia (15), Países Nórdicos (9), Israel, Grecia…

19 septiembre 2011

Oficios y tipos costumbristas de los reinos de Jaén y Córdoba.

Majo de Córdoba



Auteur(s) :  Pigal, Edmé Jean (1798-1872)
Titre(s) :  Collection de costumes des diverses provinces de l'Espagne [Texte imprimé] / lith. d'après les dessins originaux par Pigal
Publication :  Paris (1-9 bd des Italiens) : Clement frères, [s.d.]
Impression : Paris (4 rue de l'Abbaye) : Imp. lith. de Langlumé
Description matérielle :  100 pl. en coul. ; 34 cm
Autre(s) auteur(s) :  
Langlumé (17..-18.. ; lithographe ). Illustrateur
Sujet(s) :  Costumes populaires -- Espagne (1800-1830).

   Esta ficha se corresponde con el catálogo de la Biblioteca Nacional de Francia, y omite por completo a quién presuponíamos en una entrada anterior, por otras fuentes, como autor principal o secundario, M.A.White, que parece fue el seudónimo con el que firmó su obra durante algún tiempo, el también ilustrador y dibujante francés Paul Hadol (1835-1875). Quienes defienden esta asociación, posponen la fecha de los grabados originales hasta el año 1860.



Cultivateur de la banlieue d'Andujar
Labrador de tierra de Andujar 


Muletier de Jaen
Arriero de Jaén 


Cordobesa sentada al brasero

18 septiembre 2011

EL ESQUILADOR DE MOTRIL



     Estampa realizada mediante una litografía coloreada, en ella se representa una figura masculina, un esquilador de burros y mulas. Se encuentra de pie, de frente, con la pierna izquierda ligeramente adelantada. Viste camisa blanca, chaleco asalmonado, chaqueta marrón y falda con un mandil encima. Calza medias hasta la rodilla y zapatillas que se anudan con tiras en la pierna. Tocado con sombrero. Lleva sobra el hombro una cuerda que agarra con su mano izquierda, para sujetar al animal  y en la mano izquierda unas tijeras de esquilar, lleva dos pares más enganchados en la cintura.
    Al fondo un paisaje en el que se pude ver a la izquierda una iglesia y a la derecha un río con un puente de seis ojos.

Leyendas

    Superior: Re. de Granade nº 30
    Inferior: Tendeur de Mulets de Motril - Esquilador de Motril

Firmas de autor

    Ángulo inferior derecho (interior): M.A.W (M.A.White)
    Ángulo inferior izquierdo: Pigal
    Ángulo inferior derecho: Lith. de Langlume.

Descripción tomada de CER.ES (Red Digital de Colecciones de Museos de España)
Ministerio de Cultura

    Esta estampa pertenece al conjunto o serie que bajo el título de Collection de costumes des diverses provinces de l'Espagne, fue publicada en 1825 y cuya autoría principal le corresponde al litógrafo y caricaturista francés  Edme Jean Pigal (1798-1872), compuesta de 100 planchas según las acuarelas de M.A. White, todas cuidadosamente puestas en color de la época.

14 septiembre 2011

Feria Real de Castro del Río durante la segunda década del siglo XX.

Dibujo de Navajas del Río

    El año pasado, en vísperas de la Feria Real de Castro del Río (16, 17 y 18 de septiembre), elaboré una entrada en la que la exhaustividad informativa desplegada por un antiguo corresponsal local de la prensa provincial, me resulto de gran provecho para presentar cómo se divertían castreños y castreñas durante su feria en aquella primera década del siglo XX. El mérito es única y exclusivamente  del prolífico, activo e ingenioso, reiteradas veces mencionado y utilizado, José María Jiménez Carrillo.
    Para este nueva edición del ciclo festivo y vital, me había planteado realizar una entrada similar, pero tomando como referente la segunda década (1910-1920). La baja en la corresponsalía del joven José María Jiménez Carrillo, que tuvo que dejar su pueblo por motivos laborales (ganó unas oposiciones a Secretario Judicial), la percibiremos ostensiblemente. Ni Juan R. Cubero, que le sustituye en el Defensor, ni el inestable (aparece y desaparece) Antonio Pérez López Toribio para el Diario de Córdoba, llegan entre ambos, ni a volcar la décima parte de lo que nos transmitiera aquel. Por poner sólo un ejemplo, las temporadas teatrales, de las que nos tenia José María informados al dedillo, éstos las ignoran por completo. Poco o nada sabemos sobre aquellas últimas temporadas del Teatro el Dante o primeras del Cervantes.
    Aunque la información es exigua comparativamente, ya que me he tomado la molestia de buscarla y localizarla, intentaremos volcarla, estructurarla y estrujarla en la medida de lo posible.
    Las primeras noticias que tenemos son del año 1912 y hacen referencia a las tres corridas de novillos lidiadas por el diestro madrileño Frutitos durante la feria de ese año en el patio de armas del Castillo, habilitado una vez más como coso taurino (ver festejos taurinos).



    Da la impresión de que la feria pasa por cierto letargo o decaimiento, especialmente la de ganado, de ahí, que el propio Ayuntamiento opte por publicitarla en la prensa provincial con el propósito de reactivarla:



UBICACIÓN

    Se produce algún cambio con respecto a la década anterior. La feria de ganado mantiene su tradicional emplazamiento en la ribera del rio Guadajoz, por la disponibilidad de pastos y abrevaderos. El hermoso y arbolado paseo de la calle los Molinos y la Dehesilla de los Tejares, al otro lado del puente, se convierten a partir de 1913 en lugar idóneo para la instalación de tiendas de bebidas y cafés portátiles con los que amenizar, aderezar y cerrar las transacciones de ganado, que se caracterizaban por un especial derroche de bebida y comida (origen de la actual feria de día), así como para la instalación de casetas de baile y buñolerías con las que ambientar la fiesta durante la noche.

Dibujo de Navajas del Río

     En el año de 1918, a raíz de celebrarse la feria, por primera vez, en honor de Nuestra Señora de la Salud (Patrona de la villa), se intenta recuperar su original localización en la calles Pozo y Virgen de la Salud, aunque no termina de prosperar la propuesta del concejal y corresponsal  del Diario de Córdoba, Antonio Pérez López Toribio.



      La feria ubicada en las proximidades del rio, tenía el serio inconveniente y contratiempo de la lluvia o tormentas de verano, como la descargada el año de 1913:
     ”Desde la víspera hasta el segundo día, no descanso un momento la pertinaz lluvia, que aunque ha favorecido algunas labores del campo, ha deslucido mucho los festejos que estaban anunciados.
    Ya el tercero, y después de mandar limpiar nuestro señor alcalde, calles adyacentes y paseos de la feria, empezó a afluir público que aumento bastante durante la noche".

BAILES DE SOCIEDAD

   Se mantiene el binomio de bailes aristocráticos y populares de la década anterior.
   La tradicional jota castreña se siguió bailando en la caseta del Círculo de Recreo de Artesanos hasta 1914. Su modesta economía sólo le permite, a lo sumo, ofrecer bailes durante uno de los días de Feria. En 1915 se extinguiría definitivamente esta sociedad, cuyos orígenes se remontan al año 1876, y que fuera ya pionera en la década final del XIX, contribuyendo considerablemente al realce de la feria con la instalación de su popular caseta.
   Desaparecidas sociedades y círculos de recreo como el de la Amistad o la Unión, presentes con sus coquetos pabellones y aristocráticos bailes en el Real durante la primera década, será la patronal agraria, aglutinada en torno al Circulo de Agricultores o Labradores, la encargada de cubrir ese vacío. La sociedad Circulo Liceo nacida en 1910 no me consta que montará caseta durante la feria. La primera noticia sobre la instalación de la famosa tienda del Círculo de Labradores es durante la feria del año de 1913. Su alma mater y promotor principal, el ex alcalde Antonio Navajas Moreno “Barbitas de alambre”.
    Prácticamente se ignora todo lo relacionado con el baile de Artesanos y la única información que trasciende es la relacionada con las gentes de tiros largos:



    “En la Caseta de Artesanos sólo hoy ha habido baile, que resulto muy animado. Son la una de la madrugada. La feria está desierta. Todo en silencio. En la soledad de la noche y a lo lejos, llega a mis oídos el rumor de un pelotón “aristócrata”, sal femenina, que regresa del baile comentando sus peripecias…” (1913).
    “Los bailes de sociedad en la caseta de Agricultores, se han visto muy animados hasta altas horas de la noche, habiendo tenido la ocasión de apreciar caras de ángeles y preciosas toilettes” (1915).

Pelotón aristócrata del bello sexo



Del sexo fuerte


    En algún recorte de prensa de los que he manejado, se menciona la organización de bailes públicos. Imagino que estos tendrían lugar improvisadamente en torno a los conciertos o actuaciones de la Banda Municipal de Música en el Real en horario vespertino y nocturno.


REVOLTOSA Y REVOLTOSOS

    La Revoltosa de Ruperto Chapí, era una de las piezas que llevaba entre su repertorio la compañía de zarzuela y opereta dirigida por el señor Sandoval, contratada para actuar durante la Feria Real del año 1918 en el Teatro Cervantes de Verano: “Espectaculares llenos, en particular, durante los tres días grandes ”.



    Ese mismo año de 1918, cuando la cuestión social comenzaba a agitarse, revoltosos, de presumible filiación anarcosindicalista, aprovechándose de la nocturnidad  y de la desguarnecida guardería rural, aparecen como presuntos responsables del fuego devorador del que son afectados los almiares de paja de los cortijos de Huesa la Alta, la Aldea y Velasquitas. Don Antonio Navajas Moreno, presidente del Circulo de Agricultores, y labrador del primero de los mencionados, le tocaría durante esa feria poner de manifiesto, una vez más, su gallardía ("barbitas de alambre") al frente del dispositivo de extinción de incendios del que era máximo responsable.
    Justo inmediatamente después de la feria, los obreros agrícolas de Castro del Río se declaran en huelga, en demanda de mejoras salariales para las labores de invierno (se pide un jornal de 20 reales “a seco” o de 15 con comida).



DAÑOS COLATERALES

     Amigos de lo ajeno fueron quienes durante la feria de 1916 retiraron, sin ser advertidos, varias caballerías del cortijo del Cuadradillo.
     El espectacular vuelco protagonizado, esa misma feria, por el coche correo de Castro del Río a Baena, en el sitio de la Dehesilla, con el balance de dos heridos (un baenense y un menciano) y resultando ileso su conductor. Los heridos fueron atendidos por los doctores don Mariano Fuentes y don Pedro Fernández.



     Bastante caro le salió el hospedaje ofrecido por José López Millán a un forastero durante la feria de 1920. El huésped desapareció de improviso, llevándose dos trajes, un mantón de manila, unos zarcillos, un alfiler de oro, 20 pesetas y una browing.
    De daño gustoso, festivo y familiar podemos calificar el ocasionado durante la feria del año 1920 en la despensa de los familiares del recién investido canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, Andrés Caravaca Millán, arcipreste que era de la ciudad de Cabra. Quiso éste, antes de fijar su residencia definitiva en Córdoba, pasar unos plácidos días con sus hermanos y su tío Diego Millán Doncel (párroco de Santaella), venido ex profeso.

10 septiembre 2011

Un potaje de cuerda: "Las Guitarras".



    Pasaron las vacaciones y llegó la hora de retomar la rutina laboral diaria. No me ha costado nunca demasiado reincorporarme y adaptarme a ella. Con el tiempo, lo rutinario, lo previsible se llega a asociar con orden, seguridad y confortabilidad. Cada vez soy menos partidario de la bullanga callejera incontrolada (ese dejarse llevar) y he terminado encontrando en la casa y hasta en la soledad, de la que siempre he huido, placer y estabilidad emocional.
    Diferentes motivos me han privado este verano de mi ya tradicional escapada de relax por la comarca de las Alpujarras, de manera que mis vacaciones plenamente domiciliarias y rutinarias. Eso sí, una rutina libremente elegida y programada, que se diferencia ostensiblemente de la laboral e impuesta.
    Como soy de quienes acostumbra a levantarse temprano (me encantan esas primeras horas de la mañana, sobre todo en verano), he sabido sacarle partido al merecido descanso "a mi manera".  En vacaciones, la cocina, que suele ser un castigo durante el resto del año, para mí se convierte en deleite y disfrute. El internet éste, me ha resultado muy útil y provechoso  para diversificar la dieta de predominio vegetariano que me he autoimpuesto: sabrosas parrilladas mixtas de verdura, e infinidad de variedades y combinaciones de ensaladas, ensaladillas, vinagretas, gazpachos, salmorejos, macedonias  y tomate, mucho muchísimo tomate, que según mi doctora es el culpable de mis actual nivel alto de ácido úrico (también el langostino, no le vamos a echar toda la culpa al tomate).
    Aunque a la verdolaga se le ha buscado siempre el chispeante acompañamiento del pescaito frito o de carne a la plancha, por aquello de darle un poquito más de chiste al condumio, llega el momento en que, de repente, brota el hartazgo y empieza uno a añorar esa cuchara aparcada e ignorada durante el largo estío.
    Fue precisamente viendo un programa de televisión donde se mencionaba el famoso festival de teatro clásico y las berenjenas de Almagro, cuando se despertó en mi cierto deseo incontrolado por un tipo de potaje veraniego de habas secas con berenjenas pequeñas, que en Porcuna, mi tierra, conocemos como Guitarras.

mercadocalabajio.com


    Es una de estas comidas que siempre se pilla con gana, pues su consumo se circunscribe a unas fechas muy concretas. En mi caso, es el final del verano, el periodo del año cuando me relaciono con este musical potaje. Esa textura de puré que finalmente alcanza el avío y ese sabor tan particular, le hacen merecedor de figurar en las cartas de los mejores restaurantes. Solo se necesita de un Arzak o Aguiñano que lo introduzca y promocione.
     El año pasado me traje los ingredientes de Porcuna. Este verano, como no he asomado cabeza por allí, he tenido que buscarlos por estas tierras tropicales, donde no son demasiado usuales. Las habas las pude conseguir finalmente en una tienda de barrio de procedencia alpujarreña y las berenjenas, por encargo, a una verdulera del mercado, pues por aquí solo se producen y consumen las grandes.

    Todos los años recurro a la sección gastronómica de deporcuna.com para recordar las proporciones de la receta. He descubierto ahora que otro paisano también la incluye en su blog (lacocinadesiempre) y hasta nos esboza las diferentes hipótesis que se barajan sobre el origen etimológico de este potaje de cuerda, cuya particular nombre parece ser exclusivo de la localidad, o cuando menos de la comarca.




    Quiero aportar una surrealista y divertida versión sobre su origen tomada de la tradición oral.

    En Porcuna se cuenta un chascarrillo, que bastantes conocerán, que medio en broma medio en serio, relaciona el origen del término con una historia real. Desconozco hasta qué punto el relato puede estar afectado por la fantasía, tergiversación o guasa de la que suele estar impregnada la tradición. Quien me lo contó, en su día, daba pelos y señales sobre sus protagonistas. Yo lo relataré tal cual llegó a mi oídos, pero omitiendo apellidos, por aquello de no levantar susceptibilidades entre herederos del mismo.
     La situaremos cronológicamente a principios de la tercera década del siglo, casi en vísperas de la proclamación de la Dictadura del General Primo de Rivera.
     Don Fulano, por expreso deseo de su señor padre, había pasado los mejores años de su vida en la capital del Reino, haciendo como que estudiaba. Después de sucesivos cursos sin obtener el debido aprovechamiento académico, regresaría a su pueblo sin el acompañamiento del proyectado  título de Licenciado en Farmacia.  Su señora madre, sería la encargada de amañarle un  matrimonio de conveniencia con una señorita de desahogada posición, aunque mas bien parca en gracejo y belleza.
     Cuando fallece el padre, como hijo único, le correspondería hacerse cargo de la gestión directa de las explotaciones agrarias heredadas, así como de las aportadas por su señora en el matrimonio. Con el objeto de poder dedicarse plenamente a las que habían terminado convirtiéndose en sus principales aficiones y devociones (caza, casinos, tabernas, viajes y otras actividades de carácter diverso) fue lo suficientemente inteligente como para delegar y depositar su confianza plena en quienes ya habían ejercido la responsabilidad de aperador y manigero durante años para su padre, que a la postre serían quienes terminarían llevando el timón de la nave empresarial, "a la limón".
     Don Fulano, eventualmente se dejaba caer por el cortijo y gustaba de traerse hasta el pueblo a quienes ejercían de gestores de sus dominios, para demostrarles su agradecimiento, a base de juergas e invitaciones. Su estancia madrileña le había marcado y alegando inversiones bursátiles sus viajes hasta la capital eran cada día más frecuentes.  Cada vez que se juergueaba con sus empleados gustaba de ponerles los dientes largos con su variada y sibarítica agenda madrileña, hasta que por fin, presionado por las continuas desideratas de éstos accedería a dejarse acompañar.
     Estas criaturas de Dios, que padecían de hartazgo de olla cortijera, se sentían especialmente atraídos e ilusionados ante la variedad gastronómica ofertada en bares y restaurantes de la capital, de la que tantas veces habían oído hablar a su señorito, amen que por los pecaminosos placeres de la carne, de los que también acostumbraba hacer ostentación de uso y disfrute nuestro don fulano. Quiero decir, que las majas y  caprichos de Goya alojados en el Museo del Prado les importaban sinceramente un pepino, a uno y a otros.
    Fue justo e inmediatamente después de la feria de Porcuna, donde nuestro protagonista pudo hacer buen acopio de cartera con unas provechosas transacciones de mulas y muletos de su propiedad, cuando la heterogénea tripleta de porcuneros ponía rumbo definitivo hacía la capital de España.
    Benito P.M. y Antonio T.S. conforme pusieron pie en tierra en la estación de Atocha fueron alojados en una modesta fonda en sus alrededores. El señorito, se excuso con sus asuntos particulares, y  prometió recogerlos a medio día para cumplir con su promesa de invitarlos a comer en un famoso restaurant madrileño. Los intrépidos viajeros emplearon la mañana paseando por el acerado de la calle de Atocha, pero sin perder demasiado de vista el portal de la pensión.

Calle de Atocha (años 20)

    Don Fulano, tras concertar un fugaz encuentro con una atractiva señorita en un apartamento de la Gran Vía, se dirigió al afamado restaurante Casa Lardhy donde era ya sobradamente conocido desde su jaranera etapa estudiantil. El citado establecimiento por estas fechas se había especializado en cocina regional, puesta de moda y demandada por una clientela compuesta principalmente por políticos, periodistas, intelectuales y hombres de negocios que allí se daban cita casi a diario. Fue entre fogones, donde se tramó la pesada broma de la que serían objeto sus compañeros de viaje. Don Fulano advirtió al servicio de mesas de la inminente visita de sus paisanos y de la necesidad de que degustaran una serie de platos previamente convenidos.



    A las dos en punto de la tarde un taxi se detenía a la puerta de la Fonda La Generala donde nuestros porcuneros, vestidos para la ocasión, esperaban pacientemente la llegada de su señorito. ¡Venga, vamos arriba, que llegamos tarde! ¡A Casa Lardhy! Mientras el coche se dirigía a su destino les fue explicando la imposibilidad de acompañarles durante la comida ya que se veía obligado a atender  la generosa invitación del Director General de Sanidad (antiguo compañero de aulas) para almorzar en su domicilio. Esto no terminó de cuadrarles demasiado a nuestros comensales, que empezaron a sentirse como inseguros. No os preocupéis, he dado las pertinentes instrucciones al personal para que no os falte de nada - les dijo don Fulano- que se despedía de ellos dejándolos acomodados en una mesa para dos ubicada en un rincón de aquel lujoso salón comedor. Tomad estos veinte duros y a la tarde nos vemos en la cafetería de enfrente.
    La trama empezaba con la presentación de una carta de platos en francés. Un camarero compinche les saco rápidamente del apuro ofreciéndose de guía a la hora de elegir.
    Si, si, lo que usted vea, tenemos buen pico, nos gusta casi to.
    Como entrante pudieron disfrutar de una botella fresquita de manzanilla de Sanlúcar, almejas a la marinera y gamba blanca de Huelva. La cosa marchaba por buen rumbo hasta que llegada la hora de pedir el primer plato, inducidos por el camarero, eligieron las famosas “Guitarras” de reciente incorporación a la carta y que estaba teniendo un éxito excepcional entre los habituales. En unos bonitos y decorativos platos le plantaron sobre la mesa el potaje de habas, con las berenjenas artísticamente colocadas en el centro en forma de cruz. Tras unos segundos de silencio, Benito, el más aguerrido y que demostraba algo más de soltura y desparpajo, palmeó sus manos con fuerza requiriendo la presencia del camarero: “Maestro por favor, llévese usted las guitarras que se van los cantaores”. El camarero pudo retenerlos con la promesa de resarcirlos con un nuevo plato. Mientras tanto, en la cocina ponían a calentar el contenido de una fiambrera que por la mañana había dejado don Fulano para la ocasión: unas sabrosas y pringosas pajarillas de asadura de orza, que al ser presentadas sobre la mesa terminaron por rebosar definitivamente la paciencia del bueno de Benito, que en súbita levantada, se cago casi en todo lo que le dio tiempo, mientras  platos, copas, vasos y cubiertos sufrían los efectos de un terremoto, después de las dos palmetazos bien plantados, que preso de rabia e indignación, diera sobre la mesa ante el asombro del resto de los comensales. La broma adquiriría tintes de altercado público cuando nuestros paisanos se negaron en rotundo a hacer efectivo el pago de la factura solicitada. Al camarero compinche, ante la machacona insistencia para que aflojaran las 60 pesetas acordadas, le quedaría de recuerdo un merecido moratón en el ojo derecho.
    Hasta aquí la tradición oral, algo adornada por mis exiguas dotes de narrador de pacotilla.  Imagínense lo que he sentido, cuando, paseando entre colecciones de prensa histórica, me he topado de frente con la siguiente noticia:

DOS FRESCOS

     "En el día de ayer tuvo que personarse en el conocido Restaurant Casa Lardhy una pareja de la policía de servicio para reducir a dos individuos que la habían emprendido a golpes con el personal y que se negaban a abonar el importe del género consumido. Fueron trasladados a dependencias policiales tras ser presentada denuncia por parte de los interfectos. Son naturales de Porcuna, pueblo de la provincia de Jaén, hallaban se alojados en la Fonda La Generala  C/Atocha 69. J.M.A, jefe de sala del referido establecimiento, tuvo que ser atendido de varias heridas y contusiones en la casa de socorro de la calle El Tuerto".

(El Correo de Madrid 10 de septiembre de 1923)



NOTA EXPLICATIVA:

    Cuando a finales de noviembre, principios de diciembre se realizaba la matanza de los cerdos en los cortijos, las piezas nobles (paletas, jamones, lomos y tocino) normalmente pasaban a las cámaras aireadas que los señoritos o labradores disponían en la parte alta de sus viviendas. En el cortijo, a lo sumo quedaban algunas morcillas y chorizos, algo de tocino, y las asaduras o pajarillas previamente fritas en la propia manteca del cerdo y conservadas en una orza. Éstas no toleraban demasiado bien las temperaturas veraniegas, adquiriendo un caracterismo y desagradable sabor a rancio.

     Las derivaciones finales de toda esta epopeya gastronómica, dentro de unos días en comentarios. A ver que otras tonterías se me ocurren para entonces.