Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

08 marzo 2011

“Teatralerias castreñas de principios del siglo XX” I




   Una vez más, recurro a José María Jiménez Carrillo, poeta y prolífico corresponsal del diario el Defensor de Córdoba en Castro del Río durante la primera década del siglo XX, para adentrarme en la vida y costumbres de los pobladores de esta villa cordobesa en los albores del pasado siglo. En esta ocasión, nos ocuparemos del teatro como espectáculo, vehículo transmisor de cultura y divertimiento.

  Durante la última década del siglo XIX, el único espacio escénico del que disponía Castro del Río para dar cabida a compañías teatrales u otros espectáculos era la Plaza de Armas del Castillo.  La temporada, solía iniciarse terminada la Feria de Santiago y, dependiendo del éxito de las representaciones y de la meteorología, podía prolongarse hasta la Feria Real. Este improvisado teatro era conocido entre el vulgo como “La Lechuza”, por aquello de la proliferación de esta rapaz nocturna en sus inmediaciones.



  En el verano de 1893, durante una representación de Don Juan Tenorio, ocurrió un incidente que pudo revestir graves consecuencias. El graderío de madera, que se habilitaba en la parte trasera para ganar en aforo, como consecuencia del peso excesivo que soportaba, se hundió, quedando unas 150 personas envueltas entre las maderas.    Hubo sustos, desmayos y pérdida de algunas prendas, pero afortunadamente solo resultó herido levemente un niño de corta edad y algunos adultos con contusiones.

  Para la temporada de 1902 un empresario foráneo,  José Blanco y Arcos, sin reparar en gastos, emprendió la construcción de un nuevo y coqueto teatro de verano en el solar donde hoy está enclavado el inservible Gran Cinema (antiguo Teatro Cervantes). Para hacerlo más acogedor y aireado,  le permitieron derribar un tramo del antiguo recinto amurallado que lo encerraba, sustituyéndolo por una artística verja de hierro, con la que consiguió unas maravillosas vistas hacia la hermosísima vega de huertas que riega el Guadajoz, a la vez que se perpetraba un inconsciente (ausencia de sensibilidad) atentado contra el patrimonio histórico artístico de la villa. De ahí que se le bautizara con el rimbombante y aristocrático nombre de “Teatro Vista Hermosa”.



   Por las especiales características del enclave, el nuevo empresario se las prometía muy felices, aunque el veterano regente del “Teatro la Lechuza” (Rafael María Rodríguez) no se resignará a sucumbir. La sana competencia permitirá a los cástrenos disfrutar durante aquella temporada de una doble oferta.
   En una primera tanda de representaciones, el Vista Hermosa apostaría por el género lírico, contratando a la compañía cómico lírica encabezada por Casimiro Ortas, con el tiempo consagrado actor en este género, y la simpática, eminente cantante y primera tiple, señorita Carmen Domingo. Exitosas fueron las representaciones de las zarzuelas La Viejecita, Enseñanza libre, La Diligencia, La Cazarina, La Manta zamorana o La Perla de Oriente. Especialmente destacada la actuación de la señorita Domingo en el papel de Pura en “La Enseñanza libre”, la cual tuvo que repetir, a requerimiento del respetable, hasta cuatro veces el tango del Morrongo. No menos acentuada la actuación de la bella señorita Pueyo, muy aplaudida en el tango del ratón.



   Carmen Domingo adquiriría cierta notoriedad en la provincia de Córdoba, tras contraer matrimonio, en el año de 1903, con el joven profesor e intelectual cordobés Antonio Jaén Morente.

   El empresario del Castillo, para no quedarse a la zaga, conseguiría hacerse con los servicios profesionales de la hermosa y versátil actriz Miss Geraldine Leopold  “La Geraldine: lo mismo hacia ejercicios de trapecio, disparaba con el rifle, interpretaba el papel de Doña Inés, del Tenorio de Zorrilla, que su famosa “danza de la serpiente” con la que causaba sensación entre los públicos.




   Fue famosa en su época por sus espectaculares muslos y por la majestad sabrosa de su carne, de ahí que, los profesionales castreños del gremio de carpintería debieron de afanarse en los días previos, en consolidar suficientemente el andamiaje de madera, para no privar a ningún varón, que se preciara de ello, de un espectáculo de tamaña naturaleza al que no debían de estar demasiado acostumbrados.
   Imposible recabar las apreciaciones de los espectadores al respecto, ya que el probo corresponsal José Mª Jiménez, con su pluma recatada y conservadora las omite. No así las referencias el presunto mal comportamiento de La Geraldine y a la escasa o nula rentabilidad para su amigo el empresario teatral, que ante el agravio la tilda de  titiritera:

   “Enterado de lo ocurrido, me parece demasiado poco llamarle titiritera, y si me parece muy conveniente decir desde las columnas de este periódico, que esa no es manera digna de proceder, como tampoco es esa la forma digna de portarse.
   Perdóneme la bella artista si canto las verdades muy claras, pero mi pluma, cuando ve un acto tan repugnante, no puede permanecer recostada sobre la boca de mi tintero, enmoheciéndose a causa de su pudor.
   Me voy a permitir darle un consejo a la bella artista, y es; que tenga cuidado de no volver a hacer lo que ha hecho, porque si ahora ha dado con un hombre de prudencia (de la cual ella abusó) mañana da con otro de otra clase, y se le pone las cartas boca arriba, como se dice vulgarmente.
   ¡¡Ojo, Miss Geraldine, ojo!!

  Menos considerado es Jiménez  en el trato para y hacia el empresario del Vista Hermosa. Ya durante la primera tanda de representaciones de la compañía de Casimiro Ortas, se queja de la ausencia de la tiple Encarnación Sixto “por haberla anunciado, sin quizá haber pensado traerla” dedicándole una cuarteta al señor Blanco:

Dices que al teatro asista;
que va a trabajar la Sixto,
y a la Sixto no la he visto…
¿Tendré yo mala la vista?

   En una crónica posterior vuelve a predisponer al público en contra del Sr. Blanco, habla de engaño hacia los abonados por cierta alteración en el orden de las zarzuelas representadas, repeticiones y caso omiso a ciertas promesas:

  “Tantos repetidos engaños, han hecho que casi toda la aristocracia se disguste porque no está bien esta tomadura de pelo tan fina. Puedo darle el consejo al señor Blanco y Arcos  de que cierre su teatro, pues me parece que pocos primos cojera para abonarlos”.

   Y le vuelve a dedicar otra graciosa cuarteta:

Porque una vez conociendo
quien es este empresario.
Será mejor que en casita
nos…recemos el rosario.

   Las clases aristocráticas a las que se refiere nuestro cronista, y entre las que se incluye él mismo, no es que tuvieran demasiados blasones, sino más bien, que podían costearse un abono completo para todas las funciones. Por otro lado, las clases medias y populares tendrían que conformarse con la asistencia puntual a alguna de las representaciones. Como los primeros no debían de cubrir al completo el aforo, el empresario, buscando la lógica rentabilidad, optaría por repetir alguna de las representaciones más exitosas. En concreto la Enseñanza Libre en la que Carmen Domingo deleitaba al público con el famoso tango del Morrongo, dándole opción así, para su contemplación, al resto de la ciudadanía. Si a ello unimos el hecho de que el empresario Blanca, era al parecer de la cáscara amarga y forastero, podremos entender esta lucha de clases llevada al terreno de las bambalinas.
   Jiménez, en ejercicio de sus recién estrenadas prerrogativas como cuarto poder, con sus reiteradas críticas, arrimaba de camino el ascua a la sardina de su amigo Rodríguez (también aristocrático, además de algo ingenuo, por haberse dejado enbaucar por La Geraldine). Observen el agravio comparativo:

   “El empresario del teatro del Castillo “La Lechuza” es Rafael Mª Rodríguez; y tengo que decirlo, no vayan a creer los forasteros que es otro Blanco, no; este no es blanco, sino moreno y con formalidad y agrado para todo aquel que frecuenta su teatro”.

   La competencia escénica será una constante durante el resto de la temporada. A La Geraldine en el Castillo le sucede la compañía cómico-dramática de Eustaquio Salado, muy del gusto de nuestro activo corresponsal:

   “Hay en ella actores tan buenos como el señor Salado, el cual vive sus papeles de una forma magistral y a quien el público colma de laureles y le tributa millones de aplausos”.

    Mientras, sus apreciaciones con respecto a su incomoda competencia siguen en su línea hostil: “El Vista Hermosa esta perdiendo dinero a causa de tener una compañía pésima” (que ni menciona). No omite, sin embargo, el mitin de carácter republicano que se celebra el día de la Virgen (15 de agosto) en su aireado y acogedor espacio mientras que la procesión de la Patrona recorría su carrera oficial.

    

  Con posterioridad al día de la Virgen, nueva programación en el Vista Hermosa, a cargo de la compañía juvenil que dirige Don Rafael Camacho y el maestro concertador don Lorenzo Luna, que como debut presentaran las zarzuelas El Santo de la Isidra, Los Borrachos y La Alegría de la huerta.
   En el Castillo prosigue con sus exitosas actuaciones el admirado y aplaudido Eustaquio Salado que anuncia varias representaciones de Don Juan Tenorio, seguidas del drama en tres actos “El lego de San Francisco” y de la comedia “La sota de bastos” con la que la empresa cierra definitivamente la temporada a principios de septiembre.
    

  La iniciativa empresarial del señor Blanco, pese a la insistente campaña orquestada en su contra por José María Jiménez desde las páginas del Defensor de Córdoba, albergó en su patio de butacas a varias de las más ilustradas y distinguidas familias de pueblos limítrofes como Baena, Cabra, Montilla, Espejo o Nueva Carteya, que le honraron con su presencia, atraídas por su programación, por las vistas y  la agradable y aireada brisa en las noches de aquel verano castreño de 1902.
   Esa buena acogida le permitiría prolongar la temporada hasta la Feria Real para la que se hace de los servicios de una nueva compañía cómico-dramática dirigida por el Señor Quilez, que pone en escena las zarzuelas Mascota, Campanote, Marina y El Grumete, entre otras, con llenos fenomenales en todas ellas. Durante la representación de Mascota tuvo lugar la anécdota incidente, ya referida cuando me ocupé de las ferias de principio de siglo,  de aquel carteyano, que tras un ataque de risa, tuvo que ser desalojado por la fuerza pública.
   Por fin, el corresponsal Jiménez pliega ante la evidencia, aunque sin terminar de bajarse de su particular burra hostil:

   “Merece plácemes el señor Blanco, empresario y propietario del teatro Vista Hermosa, por los esfuerzos inauditos que está haciendo por el engrandecimiento de lo que el llama Patria Chica, o sea, mi amado pueblo Castro del Río”.

   El desenlace final de esta rivalidad político-teatral en una próxima entrada bajo el título de “Teatralerias castreñas de principios del siglo XX” II

3 comentarios:

  1. Que buena surpresa la foto de mi Abuela materna, Carmen Domingo, tán jóven y tán bonita. Quisiera ver y saber mas.

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  2. Estoy seguro que en las colecciones de prensa histórica digitalizadas tienne que aparecer otras muestras gráficas y noticias relacionadas con su abuela. Si tiene dificultades para manejarse entre ellas hágamelo saber y no tengo inconveniente en dedicarle un ratillo y remitirle por correo electrónico todo cuanto pueda capturar. En mi perfil aparece mi correo electrónico. Déjeme el suyo. Un saludo.

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  3. Muchissimo le agradeço su ayuda pero preferia que contactasse directamente con mi hermana Cristina - ella és quién encontró su blog. Cristina se está a dedicar mas a recojer lo que puede sobre nuestra abuela Carmen, enquanto que yó estoy tratando del otro lado de nuestra familia. Su correo és: cvonzeppelin@me.com. Gracias y saludos.

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