Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

02 marzo 2011

El Jueves Ladrero en Porcuna (Fiestas de antaño)




   El Jueves Lardero es una fiesta religiosa, tradicional, del calendario cristiano y fecha incierta, aunque por su raíz (lardus), puramente latina, nos indica a las claras su origen pudiera estar en la Edad Media, cuando el castellano se estaba desmembrando del latín.
   Se corresponde con el jueves inmediatamente anterior al “Miércoles de Ceniza” con el que se inicia la Cuaresma, tiempo litúrgico al que el Cristianismo imprimió el valor de período de limpieza, purga o purgatorio. Cuarenta días de ayunos y abstinencias, para conseguir la purificación de los fieles, que toca a su fin el Domingo de Ramos, enlazando con la Semana Santa.
   También es conocido como jueves gordo, ladrero o alabardero. Lardero es un adjetivo ya en desuso que significa graso, y así aparece en el Libro del buen amor, de Juan Ruiz, arcipreste de Hita. Hace referencia, a tocino, gordo, la parte menos valiosa del cerdo, la grasa o manteca y, por extensión, a toda la carne de cerdo.
   Cuando la Iglesia celebraba la Cuaresma, recordando la estancia de Jesús en el desierto en oración y ayuno, invitaba a los cristianos a acompañarlo privándose de comer todo tipo de carnes y derivados del animal.
   Por ello, para entrar con buen pie en el tiempo de ayuno y abstinencia, los fieles celebraban un día en el que estaba permitido todo tipo de excesos cárnicos.
    Viene a ser como la antesala del Carnaval, con el que se iniciaba solemnemente la tanda de días en que había que aprovechar para hartarse.
    Mientras que las celebraciones de carnaval se han recuperado, amparándose en una desigual tradición, y con modelos ya preestablecidos, la fiesta del jueves lardero se ha ido perdiendo y solo subsiste en algunas poblaciones aisladas con el dominador común de “jornada al aire libre con la gastronomía como protagonista principal.” 

    Recuerdos remotos de mi infancia me remiten a las últimos coletazos de tal celebración en Porcuna, ya como fiesta circunscrita únicamente al ámbito infantil y escolar. Me refiero a los famosos "bocados", primorosamente adornados con bolas de lana, que confeccionaban nuestras madres y abuelas. Durante esa tarde, los lápices y las cartillas de lectura y escritura quedaban aparcadas en las carteras (todavía no existían las mochilas con ruedas) para entregarnos al desenfrenado juego de caballos y caballistas.
    Había que simultanear ambas facetas, aunque siempre había quien, por sus especiales dotes de liderazgo y dominio sobre los demás, ejecutaba sólo el papel de caballista. No recuerdo que, con posterioridad a esa etapa de mi infancia como parvulito en el Colegio de las Monjas, se mantuviera tal costumbre.




  Aunque he intentado localizar alguna referencia que relacione los bocados de motas del  jueves ladrero de Porcuna con tradición similar en algún otro punto geográfico, el resultado ha sido infructuoso.
  Interpreto tal juego como una reminiscencia residual de aquella manera de celebrar con merendonas familiares y vecinales tal fiesta en determinados parajes campestres. Se me ocurre el Cortijuelo, quizá como uno de los más demandados por sus especiales características paisajísticas y por su proximidad al casco urbano. Supongo que los niños, propensos al potreo, irían provistos de sus bocados para amenizar su jornada de juego al aire libre, mientras que los adultos (antítesis del vegetariano naturista) se entregaban a la ingesta copiosa de derivados del cerdo en forma de chorizos, morcillas, panceta y chuletas a la brasa.


   Tal vez lo del bocado, por aquello se atar en corto, de controlar y dominar el posible desenfreno del caballo desbocado, pueda guardar alguna relación con el primigenio carácter religioso de tal fiesta. Son solo conjeturas, que se me ocurren.
   De mis jueves ladreros como parvulito (ahora le llaman educación infantil) también recuerdo la envidia que despertábamos en el colegio entre los mayores que preparaban el ingreso para el bachillerato en un aula situada en la entreplanta del edificio, regentada por una terrorífica madre llamada Delfina. Mi madre, nuestra madre, por suerte era bastante más benévola y bondadosa:

Caballos y caballistas que conocieron el Jueves Ladrero 
junto a la Madre Jesús.
Patio del Colegio de las Monjas 1965-66

   Me atreveria a identificarlos uno por uno, con un margen de error del 10%, pero para no ponerme demasiado pesado me centraré en la fila central en la que aparezco:
   De izquiera a derecha: Pepe Cruz, Luife, J.A. Gallego Aljarilla, Francisco Garrido, mi menda lerenda, Luis Manuel Pérez Morente "El luisma", Antonio Morales, Josechu el hijo del Notario, Francisco Chiachio, Angel Fernandez, Romoncito Pesetas, Zumaquero, Carmelo Ruiz de Adana, Benito Montilla, Manolo Funes y Jero (Jeromín) el del bar. Me falta el último. El resto de briosos corceles los meteré en comentarios.


   Aquellos otros más infelices, sometidos a la rígida disciplina de la madre Delfina, aquellas primeras tardes en la que la climatología ya apuntaba a primavera, se esforzaban por desentrañar el resultado de problemas de algebra y aritmética en las que estaba especializada la susodicha monja:



   Si alguien se siente especialmente atraído por las matemáticas, sin necesidad de recurrir a la calculadora, puede intentarlo. Para quienes como yo, hayan olvidado la metodología para sumar, restar, multiplicar y dividir quebrados avanzo el resultado.
  Aquella merendona de jueves lardero estaba compuesta por 21 hombres, 15 mujeres y 27 niños (el número de bocados lo dejaremos como incógnita, por si alguien se atreve a despejarla).
  Una segunda referencia sobre el Jueves Lardero en Porcuna procede de la tradición oral. Aquel día de campo se hacía acompañar de manifestaciones folklóricas locales en forma de cantes y bailes (canciones de corro).
   Bajo el título de Romances y canciones populares cordobesas y jiennenses dos primos hermanos (Felipe B. Pedraza Jiménez y Francisco Jiménez Luque) de naturaleza cordobesa (La Rambla) publicaron en 1984 un trabajo en el que se recogen un conjunto de canciones, villancicos y romances que les llegan a través de la tradición local y familiar.
  
   La casualidad de que la abuela de estos estudiosos del folklore, Pilar Herrera Corpas, nacida en 1905, fuese natural de Porcuna, ha permitido que algunas canciones populares de nuestro pueblo lleguen hasta nuestros días.
   
   Me limito a copiar el trabajo de estos paisanos de Lerroux :


Canciones para Jueves Lardero


   Hemos recogido dos canciones del jueves lardero. Proceden ambas de Porcuna. Son poemas amorosos y juveniles, aptos para cantarse a coro. “De la espuma del oro…” son seguidillas con un largo estribillo. “Cuatro delantales tengo…” alterna las coplas con su correspondiente estribillo. Alguna de sus mudanzas es particularmente conceptuosa:

Al tiempo le pido tiempo
y el tiempo, tiempo me da;
y el mismo tiempo me dice
que él te desengañará.


De la espuma del oro

De la espuma del oro
son los Manueles
y de los desperdicios
los Rafaeles.

Hay que me muero, niño.
Hay que me muero
por uno que se llama…
Ya no me acuerdo.
si se llamará Pedro,
si Antonio, si Juan…             
Manolito del alma…
Me he acordado ya.
A una rosa encarnada
con el pie verde
le parece mi amante
cuando se duerme.
Ay que me muero niño…





Redoble, redoble

Cuatro delantales tengo
y ninguno tiene cinta;
cuatro Manueles me quieren,
ninguno tengo a la vista.
Redoble, redoble,
vuelvo a redoblar,
que con tus amores
me vas a matar,
me vas a matar,
me vas a matar.
Redoble, redoble,
vuelvo a redoblar.
Al tiempo le pido tiempo,
y el tiempo, tiempo me da,
y el mismo tiempo me dice
que él te desengañará.
Redoble, redoble…
El primer novio que tuve
lo metí en un agujero
y cuando llegó el verano
los chinches se lo comieron.
Redoble, redoble…
El anillo que me diste
con las tres perlas azules,
tres días lo tuve puesto
sábado, domingo y lunes.
Redoble, redoble…

   Deduzco pues, por la edad de la transmisora, que el jueves lardero se estaría celebrando en Porcuna hasta la guerra civil con el carácter original de comilona campestre acompañada de juegos infantiles, cantes y bailes populares como hemos visto.

   Con posterioridad a la guerra, desaparecería como consecuencia de la prohibición decretada por el nuevo régimen sobre el carnaval. Tal vez, a los niños, por su inocencia, aquel nacional catolicismo que todo lo controlaba y que se propuso reformar las relajadas costumbres del pueblo español, permitiría que se siguiera celebrando en el ámbito escolar exclusivamente, hasta la fecha antes mencionada en que se pierde definitivamente del calendario festivo local.




  De nuestro entorno geográfico solo conozco dos casos en que la fiesta con tal denominación y con una esencia cercana a la original haya llegado hasta nuestros días.
  Se trata de los municipios cordobeses de Puente Genil y Fernán Núñez. 

   En el primero se mantiene fiel a su origen como prólogo de la Cuaresma, pero circunscrito al limitado ámbito de las Corporaciones de las figuras bíblicas  que desfilan durante la Semana Santa y tiene por escenario el clásico cuartel bíblico donde se escancian los sentidos con la bota sagrada. En este caso, más que una despedida, se trata de un arranque de la particular manera de cómo se celebran las fiestas de Semana Santa en la localidad pontana.

  En Fernán Núñez es el hornazo, torta hecha de harina, manteca y azúcar, con un huevo cocido en el centro, el símbolo de la fiesta. Incluido en el calendario de fiestas locales, la gente se reúne en el campo para degustar el típico dulce y otras viandas. Los naturales de esta localidad, con su particular idiosincrasia, se vanaglorian de venir celebrando ininterrumpidamente esta fiesta desde hace más de 500 años y de haberla extendido a otros puntos de la comarca. En ciertas celebraciones costeadas por el Señor de Fernán Núñez tras la conquista de Granada en 1492 sitúan su origen. Desconozco su base documental. Pudiera tratarse, incluso, de una leyenda transmitida de unas generaciones a otras.

5 comentarios:

  1. El resto de briosos corceles que aparecen en la fotografía junto a la Madre Jesús, están relacionados en el blog del Colegio Santa Teresa. Queda a disposición de los que en ella aparecen por si alguno no la conserva, y de camino solicito vuestra ayuda para identificar a los tres o cuatro que me faltan.
    Si alguien recuerda el apellido de Josechu “El hijo del Notario” que lo haga saber por favor, con vistas a intentar localizarle. Me unía una especial relación de amistad con él.

    Pd: Si alguno de los presentes no se encuentra cómodo con su imagen infantil, que lo haga saber y le pasamos el photossop. Se cambian orejas, gafas y se reduce el tamaño de las cabezas si fuera preciso.

    Saludos a todos.

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  2. Josechu estuvo hace un par de años en Alharilla, invitado por Eduardo Ruiz-Capilla el tendra su telefono y direccion
    un saludo de un corcel Manuel Madueño

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  3. Entrada reeditada el "Jueves Ladrero" del año 2021. Se inserta una fotografía del típico bocado, proporcionada por Teresa del Pino a través del grupo de facebook "Amigos de la historia de Porcuna".

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    1. Y otra muestra de esos bocados, con color mas añejo, conservada por José Gascón Casado.

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  4. Copio y pego lo comentado al respecto por Antonio Recuerda Burgos, cronista oficial de Porcuna en el citado grupo de facebook: " Al ver la conjetura que haces refiriendo al juego con el "bocao". puede guardar relación con el primigenio carácter religioso de la fiesta" y lo que también expresa Luis Montilla Torres: "según mi madre sería "alardero" por los alardes y jolgorios que se hacían", se me ocurre a mí otra hipótesis o conjetura y es que este juego podría ser una imitación por los niños de los llamados alardes, que estaban obligados a realizar los llamados caballeros de cuantía, que en Porcuna eran dos al año, el primer domingo de marzo y el primero de septiembre, o los que realizaban los que por concesión real eran portadores de una "lanza de Calatrava" como expongo en el artículo que con el nombre de "El caballo en Porcuna", publique en 2016 en el Programa de Alharilla (está en mi blog) y también en un Congreso Nacional de Cronista. No tendría nada de extraño que la reminiscencia el juego tenga este origen conociendo como los niños en sus juegos tratan en todo de imitar a los mayores. En fin en una hipótesis o conjetura que se me ocurre".

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