Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

11 febrero 2011

"Los reos de Porcuna" II



   En la primera entrada que le dediqué al caso de los “Hermanos Nereos” aludía a mi propósito se suscitar un debate, que no ha llegado. He considerado oportuno seguir con el tema a pesar de no haber sido atendidas mis demandas. Con mas elementos de juicio, y ya que la información seguirá colgada en la red a disposición de quien se quiera acercar a ella, siempre queda abierta esa posibilidad.

Las fuerzas antidinásticas

   Habíamos hecho referencia en la entrada anterior a la participación de la minoría de la conjunción republicana socialista en la campaña pro indulto de los "Reos de Porcuna". El republicano federal Manuel Hilario Ayuso, diputado electo por el distrito de Montilla (Córdoba), único representante del republicanismo rural andaluz en aquellas Cortes, se había sumado a las reuniones conjuntas de parlamentarios jiennenses y cordobeses que laboraron en pro de estos reos. 

    
   Tanto El Socialista como el diario republicano El País el 9 de junio de 1915, a la par que veían la luz las cartas redactadas por Niceto Alcalá Zamora y Manuel Bueno, se ocuparan también del asunto.
    El PSOE, con el veterano Pablo Iglesias, como único representante de su partido en aquella cámara, a través de su órgano de prensa, publicaba una extensa editorial sobre “La pena de muerte”. Se suma a la acción conjunta, pero matiza su participación con un claro alegato a favor de la supresión de la pena de muerte:




La pena de muerte

   En Jaén hay dos reos sentenciados en espera de que se cumpla la terrible condena. Se ha pedido su indulto por muchos elementos, entre ellos nosotros, que insistimos en la manifestación de nuestro deseo de que no se prive de la vida a esos desgraciados.
   Ocurre siempre: en la víspera de la ejecución que se agrupan muchas voluntades para pedir gracia. Se da el caso sorprendente, en estos movimientos compasivos, que entre los que solicitan el indulto, se encuentran partidarios decididos de la pena de muerte.    ¿No hay en esto un contrasentido?
   Todas esas inquietudes de ultima hora, todas esas súplicas a los poderes, estaban evitadas con una medida bien sencilla, y que esta reclamada clamorosamente por la moderna jurisprudencia, para quedar limpia de una de sus manchas mas afrentosas. Todo estaba evitado con la supresión de la pena de muerte.
   Los que piden el indulto ¿lo hacen por creer en justicia que ningún poder humano tiene derecho sobre la vida de los hombres? En este caso, representan una fuerza bastante poderosa para imponer en la ley la supresión de la pena de muerte. ¿Creen por el contrario, que la pena de muerte es justa, los jueces tienen el derecho de aplicarla, y obedece su petición de gracia sólo a un impulso de misericordia? En este caso no obran con una rectitud muy perfecta. La justicia está por encima de la misericordia. La misericordia -hay una composición de corazón y de mísero en la etimología de esta palabra, que la hace sospechosa- es una virtud inventada por el tartufismo católico para desnaturalizar la justicia, contemporizar con los que hacen el mal y corromper el criterio moral de los pueblos.
Los socialistas, siempre que hemos unido nuestra voz a los que piden indulto, lo hemos hecho en la convicción de que pedíamos una cosa de justicia. Si no lo hubiéramos creído así, no lo hubiéramos hecho.

   Y, no obstante nos tenemos por muy humanos- por muy misericordiosos dirían los apegados a tópicos sin sentido claro- , por infinitamente mas humanos que quienes han hecho una mercancía de la piedad y un valor cotizable del perdón. Todo lo que otros hacen por compasión hipócrita, nosotros lo reclamamos como justicia estricta.

   De aquí porque protestamos contra el absurdo derecho que una institución social se atribuye de quitar la vida a un semejante. Nadie puede hacer eso. Presenten los que ese derecho defienden los casos mas espantosos de la delincuencia, los crímenes mas horrorizantes, los episodios mas estremecedores de la perversidad de los hombres. Ni uno sólo de ellos, ni todos ellos en la monstruosidad de su conjunto, tienen la perversidad, el horror, que el asesino frío de la ley condenando a un delincuente al patíbulo.
   Karr en su manoseadísima frase “que empiecen los señores asesinos”, se refería a los reos que comparecen ante el Tribunal, sin duda. Pero un espíritu ecuánime, al aplicar la frase, quizá no se refiera ya al reo que está ante el tribunal, sino al tribunal que está frente al reo.
   ¿Qué empiecen los señores asesinos?...Bien. Autores de Códigos, aplicadores de leyes, legisladores de pueblos, atended a la invitación.
   Por justicia, no por misericordia.



Roberto Castrovido
    No tan explícito, el diario El País, dirigido por Roberto Castrovido, publica en primera plana la carta de Alcalá Zamora y un amplio editorial a favor de los reos de Porcuna, con el título de “Por justicia y por decoro”. Tras incidir en detalles ya conocidos como el de las guayaberas y sombreros de paja que vestían los guardias en lugar de sus uniformes reglamentarios, dan su apriorística, y algo tendenciosa versión sobre unos hechos que se produjeron a campo descubierto sin testigos presenciales:

    
   “Detenidos, cogidos, fueron agraviados de palabra y obra por los aprehensores, y exasperados Los Nereos (porque Nereo se llamaba de nombre su padre), cogieron sus propias escopetas que con licencia de uso de armas llevaban cargadas con perdigones, y tuvieron el desdichado acierto de matar a sus atrapadores”.

   Aunque destapa y argumenta cierto agravio comparativo, que Don Niceto elude referir en su famosa carta, entre otras cosas, porque ponía en evidencia el caciquil sistema político de la Restauración:

   “Los reos de Porcuna no fueron comprendidos en los indultos del pasado Viernes Santo porque se creyó que este indulto prejuzgaba el de los condenados a muerte por el motín electoral de Benagalbón. Indultados el matrimonio Roldán y su hijo mayor, se nos sale ahora que hay que ejecutar la sentencia dictada en Jaén porque no se ejecutó la dictada en Málaga. La muerte adopta una mueca grotesca. ¿Caben en lo humano estos cambalaches? ¿No sería una injuria horrible esta permuta de reos? Si los de Porcuna iban a ser indultados y no lo fueron porque de esa piedad podía derivarse otra, ¿puede, en buena lógica y en sana moral, servir la gracia de precedente para el rigor?
   Ni en los tiempos bárbaros anteriores al Cristianismo, en que se inmolaban victimas humanas en holocausto a divinidades terribles, se permitian los sacerdotes estos gitanescos trucos, este dar una víctima por otra, esta sustitución de ejecutados.
   Ya es repugnante que influyan el favor y hasta las festividades religiosas en la suerte de los condenados a muerte. ¿El reo comete el crimen en una provincia caciqueada por gente poderosa? Pues se le indultará así  sea su crimen más espantoso que el perpetrado por otro criminal de tres al cuarto en provincia con caciques y representantes de segunda clase. Reos cuyo expediente está despachado cuando la reina da a luz o en vísperas de la Semana Santa, ¡indultados! Al revés de lo que ocurre al criminal, que al asesinar no tiene presente el calendario ni el parte facultativo de la Gaceta.
   Cuantos hemos trabajado por el indulto de los reos de Benagalmón – señor Encina, alcalde de Málaga; señor Bergamín, comisión malagueña – tenemos que esforzarnos en conseguir este indulto, porque a los Nereos los ejecutamos nosotros, si es cierto que se les va a matar porque los otros viven.
   No es un indulto vulgar este que solicitamos; es una consecuencia de las circunstancias del delito, de la sentencia, del tiempo transcurrido y de los que se ha dicho y hecho al relacionar delitos con delitos, indultos con indultos.
   Confiamos en que, al enterarse la conciencia pública demandará unánimemente que no sea ejecutada la sentencia recaída en la causa de Porcuna”.



   Los reos de Benagalbón (Málaga) habían obtenido el indulto por conveniencia política de un régimen que tenía la necesidad de purgar su mala conciencia. La pena impuesta a estos reos, también sometidos al fuero de guerra, procede de un motín electoral, motivado por un impopular alcalde cacique local, que ante la reacción popular para evitar ciertos amaños en un colegio electoral, requirió la presencia de la fuerza pública. Cuando el alcalde ordenaba la detención de los revoltosos, la indignación de la muchedumbre estallo violentamente arrojándose piedras contra el propio alcalde y contra los guardias que lo protegían. Un disparo de estos, provoco que la multitud se abalanzara sobre ellos resultando muerto por arma blanca un guardia y otros tres con lesiones de diversa consideración.


Reacciones

    Fue mayormente el elocuente y hábil artículo de Alcalá Zamora el que consigue despertar la conciencia pública. El diario La Época, principal órgano de prensa progubernamental encaja el golpe con relativa tolerancia. Significativo el suelto que se publicó en sus columnas:

   “El diputado Alcalá Zamora ha dirigido a varios colegas un elocuente articulo abogando por el indulto de los reos de Jaén. El intento es noble, y sin entrar en consideraciones jurídicas, que no podríamos fundar a adecuadamente, puesto que no conocemos el proceso, y si solo la petición de clemencia del ilustre diputado liberal, hallamos en estas alegaciones que merecen examen, aunque nada pretendemos prejuzgar respecto al acuerdo del gobierno, pues escribimos exclusivamente por propio impulso, y movidos por el artículo del señor Alcalá Zamora”.

   Diferente fue la reacción que se produce entre el estamento militar o dentro del propio instituto armado. Mientras que el capitán general Don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (marqués de Estella),  a la sazón presidente del Consejo Supremo de Guerra, manifestaba el profundo disgusto con el que había leído el articulo de Alcalá Zamora, calificando de erróneas muchas de sus apreciaciones, un X articulista en “El Ejercito Español”, periódico militar y militarista, órgano de la dirección general de la Guardia Civil, recurre al espíritu de cuerpo, al prestigio de la institución, para terminar abogando por la necesidad de que la ejemplaridad del castigo satisfaga a la corporación ofendida, y consiguientemente se muestra contrario al indulto de los reos de Porcuna.
   Estas manifestaciones para que se aplique sin piedad la rigurosa condena, encontraran el diario El Socialista una valiente contestación:

   “Bien está que se ame a la corporación a la que se pertenece. Pero ese amor no puede significar el cerrar los ojos ante sus defectos, y negar a todo extraño, sobre todo cuando éste sufre las consecuencias de esos defectos, el derecho a reconocerlos también y a señalarlos enérgicamente.
   El espíritu del cuerpo es una negación implícita de la justicia, y lo que niega la justicia es enemigo de la sociedad.
   El prestigio de un cuerpo está en el mismo, en su propia labor, en su propia composición. El ocultar su desprestigio, si tal desprestigio existe, ¿le borra?, ¿limpia la mancha que significa? Lejos de ello, pone el agravante de la complicidad colectiva.
   ¿Es la Guardia civil un cuerpo superior a todos los demás, inmaculado, inatacable?
   ¿En que daña a la Guardia Civil que sean indultados los reos de Porcuna, ni cualquier otro reo que haya realizado un acto más o menos punible, relacionado con ella?
   Entendemos que, por lo contrario, lo que daña al cuerpo entero es que haya miembros de él – o peor si a él no pertenecen – que sostengan las teorías absurdas y mezquinas que el X de “El Ejercito Español” viene estos días sosteniendo, con grave detrimento, del sentido moral y del sentido común”.

   El gobierno presidido por Eduardo Dato, presionado y atrapado entre dos frentes de dispar opinión, no terminaba de definirse sobre el pretendido indulto, por lo que durante el mes de julio se reactivará, con más fuerza si cabe, la campaña pro reos. En esta ocasión orquestada desde las páginas de El Imparcial, y que arranca con una entrevista realizada por el periodista José Fernández Cancela, redactor de Tribunales, a los reos en la propia cárcel de Jaén en la que se hallaban recluidos. Con sus alusiones a la buena conducta observada por éstos  y sus manifestaciones de arrepentimiento, consigue trasmitir una visión bastante humanizada de estos “terribles criminales” de Porcuna.


(Continuará)

3 comentarios:

  1. Muchas gracias Alberto.
    Muy interesante.

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  2. Alberto, la foto del pósito de Porcuna ¿tiene fecha y autor?. Gracias.

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  3. La fóto del Pósito la he tomado de deporcuna.com. Mantengo buena relación con su webmaster, y estoy seguro que no se lo tomará como una usurpación. Las fotográfias históricas una vez colgadas en la red son patrimonio colectivo. No creo que sea necesario recurrir al constante y machacón agredecimiento. Y como utópico colectivista prescindo de los derechos de autor, que por cierto no conocemos.
    Mi más sincero agradecimiento al fotógrafo que nos ha trasmitido este emblemático enclave de la ciudad de Porcuna.

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